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  • Juan Pablo Trombetta

Acá, también se camina

En una aldea turística que se autopercibe como lenta, en donde el “vivir sin prisa” no es únicamente una marca local y marketinera sino toda una experiencia defendida a ultranza por su comunidad, vemos con profunda preocupación como en los últimos tiempos, tanto locales como visitantes, transitan con sus vehículos no solo a velocidades excesivas sino de maneras desaprensivas en tanto a por que carriles circular, los modos y lugares donde estacionar, a como cruzar las intersecciones sin ochavas y cubiertas de vegetación y sin iluminación cenital, entre otras cuestiones.

Mar de las Pampas tiene un diseño y trazado particular de sus calles y avenidas, dado que respeta las alturas y caídas de las dunas y no fue pensada como un damero uniforme. Esta característica hace que las visibilidades se encuentren reducidas en las elevaciones y no podamos ver si viene otro vehículo subiendo del otro lado, y al no haber veredas para el peatón, necesariamente se camine por las calles con el peligro que esto conlleva. Otra de las características asociadas es que no hay delimitaciones ni cordones cuneta que sirvan de guía para estacionar, en consecuencia, los vehículos quedan desalineados al paralelo de circulación ocupando excesivamente su traza, o en los casos de querer estacionar a 45°/90° sobre superficies empinadas o cubiertas de vegetación, gran parte de la carrocería impide la libre circulación. Además, hay que tener en cuenta que la arena suelta y depresiones no solo obliga a maniobras de zizagueo a veces bruscas, sino que el frenado no se comporta del mismo modo que sobre el asfalto sufriendo un desplazamiento más largo de lo normal al momento de bloquear los frenos. No menor es la proliferación de vehículos de transporte de pasajeros, autorizados mediante una zona gris en su normativa, que diariamente traen visitantes de zonas aledañas para realizar un recorrido de compras guiados y financiados por comerciantes locales, que por su porte y peso rompen las calles, cableados aéreos y en más de una oportunidad se entierran obstruyendo la circulación por horas. Y para coronar el desmadre, existe una prohibición taxativa a la circulación de vehículos motores en la playa pública, salvo en las puntas norte y sur del partido, que año a año verificamos su creciente incumplimiento.

Las reflexiones previas vienen a cuenta del incremento de accidentes viales que venimos registrando, algunos lamentablemente con pérdidas de vida, como el ocurrido en diciembre en la esquina de Juan de Garay y Santa María, esquina fatídica de recurrencias semanales, en donde un mini bus de la Policía de la Provincia de Buenos Aires impactó fuertemente, a una aparente excesiva velocidad, a una camioneta con operarios de la construcción que venían desaprensivamente sobre la caja trasera sin protección alguna. Este hecho impactó en la comunidad, no solo por su extrema gravedad, sino que las primeras asistencias de reanimación la practicaron vecinos avezados hasta la aparición tardía de la ambulancia que provenía de Villa Gesell, dado que la que debería estar en el CAP (Centro de Atención Primaria) de Mar Azul no se encontraba en la zona por motivos no demasiados claros. Este hecho sumado a varios más nos alerta sobre la necesaria campaña de difusión y concientización vial que nuestra aldea se merece, la prioritaria colocación de cartelería sobre cruces peligrosos y velocidades máximas que debería asumir el municipio, sumadas a las que por caso la SOFO de Mar de las Pampas financió e instaló en varias de sus calles principales, y a un hecho no menor como el incentivar a que la aldea se la recorra y disfrute de su exuberancia caminando y no pretender llegar hasta la puerta del comercio o el restaurant con los vehículos, es necesario concientizar que no somos una “ciudad” preparada ni pretendida para un excesivo tránsito de vehículos.

Esperamos que el lector de este breve artículo reflexione y nos ayude a consolidar este modo de permanecer y sentir nuestro “vivir sin prisa” en todos los aspectos que se pueda internalizar. Un breve respiro de la alienación citadina es altamente recomendable y saludable, pruébenlo y después nos cuentan.


Por la Sociedad de Fomento de Mar de las Pampas.

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