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  • Juan Pablo Trombetta

Apuntando a la diversidad de actividades en las localidades. Por Diego Martín Battista

En la edición anterior, hablé de las actividades que se realizan en las localidades, y específicamente, de las que ocurren en Mar de las Pampas. También hablé de las que no ocurren, y por qué es que pareciera que ello ocurre; directa e indirectamente. Entonces, abrí la puerta a pensar la posibilidad, e invito a ustedes a que hagan lo mismo, de qué otras actividades podrían permitirse y fomentarse en nuestra localidad. O tal vez, en alguna de las otras de Villa Gesell, la homónima o las del sur, que bien relacionadas y cerquita están de la marpampeana.

Aclaro que para nada quiero generar discusión sobre los extremos, de permitir o prohibir ciertas actividades, sino sólo lo hago a modo de reflexión y ejercicio de pensamiento, para que podamos pensar (justamente) por qué es que ocurren algunas cosas que creemos predeterminadas.

Así es que intenté imaginar algunas actividades que podrían acompañar el estilo de “nuestra” localidad (permítanme hacerla un poco propia). Entre eso, se me ocurrió pensar en las cabalgatas, los comercios con cerveza artesanal, tan de moda en estos momentos, y que, poco a poco, están haciendo su ingreso como sitios nuevos y como anexo de los locales gastronómicos existentes. También, en la misma línea, empezaron a aparecer otros locales con un aire de comidas rápidas (¡“fast food! ¡qué paradoja!” En la localidad “slow city – vivir sin prisa”), pero, sin embargo, ellos habrían entendido su adaptación a la localidad, su menor impacto sobre la cartelería, sobre menos “use y tire”, sobre hacer “menos rápidas las comidas” y sobre “hacer más largas las estadías” sobre las mesas del bosque. Todo lo contrario de lo que suelen ser esos comercios y locales típicos de las grandes ciudades, no quiero nombrarlos, y no porque no me parezcan “ricos”, pero me refiero a ésos que ustedes están pensando, los de las hamburguesas (hay mucha bibliografía sobre eso que podríamos estar varios días).

Un poco de las actividades ya existentes, pero con nuevos arreglos que suman y dan otras posibilidades. Esos nuevos arreglos/retoques son los que podrían permitir nuevos ingresos y nuevos interesados, nuevas dinámicas, aunque no muy diferentes de las anteriores, nueva productividad (para quienes piensan/pensamos, también, en términos económicos y de sustentabilidad: el famoso “desarrollo sustentable”).

Pero aquí es donde pienso, ¿esas actividades existen en Mar de las Pampas? ¿Existen en Mar Azul y en Las Gaviotas? Algunas sí, puedo afirmarlo. ¿Podrían existir en todas las localidades al mismo tiempo? ¿O deberíamos pensar que estén sólo en una u otra? ¿Que existan en ambas (o en las tres) generaría competencia o haría que se pueda elegir y que en todas fuera igual de productivo?

Es entonces, al pensar estas ideas, que se podría buscar la diversidad de las actividades en las distintas localidades. En Mar Azul y Las Gaviotas podrían existir las cabalgatas extensas, las que se pueden llevar a cabo sobre los médanos y sobre la Reserva Natural Faro Querandí, las que estarían orientadas a quienes sepan y puedan andar con el animal más rápidamente. Y en Mar de las Pampas podrían llevarse a cabo las cabalgatas más familiares, de iniciación.

Lo mismo podríamos pensar con los senderos turísticos, aérobicos. Ellos podrían formar parte de todas las localidades, aunque en cada una podrían tener una característica y/o modalidad diferente. Bien conocido para la localidad es el Sendero Botánico marpampeano “Mónica García”. El mismo recorre un tramo de la localidad mostrando especies arbóreas y flora autóctona. En Mar Azul y Las Gaviotas podrían generarse otros que muestren las diferencias naturales del marpampeano y también otra dinámica social y cultural, incluso tratar el avistaje de aves características de la zona, o flora de las dunas. Los especialistas en esas temáticas deberían ayudarme, ya existen recorridos parecidos en la Reserva. En estos últimos años también apareció un sendero por el Pinar del Norte en Villa Gesell, el cual cuenta, por las características de la zona y los inicios del partido, con una mirada mucho más cultural e histórica.

Y volviendo al tema de los locales gastronómicos, recuerdo hace unos años, haber presenciado una banda musical tocando en uno de ellos en Mar Azul. Podría pensarse algo por el estilo, ¿no? Sin dejar que el lugar se convierta en un estadio ni en una discoteca. Un circuito de 2 ó 3 bares con música en vivo, alternados en días, que permitirían a una nueva franja etaria y de gustos acercarse a las localidades del sur. Capacidad acotada y limitada. Tal vez no más de 30 ó 50 (como un exceso) de personas. Sin perder ni la armonía ni la esencia del lugar.

Y esto, nuevamente, me da el pie a dejar abierta la conclusión y a generar nuevas ideas: ¿se podrían pensar localidades con actividades diversas y complementarias? Es decir, que lo que ocurra en una sea relacionado, compatible y complementario de lo que pasa en las otras. ¿Estaríamos así pensando y planificando un Partido más productivo, sustentable y completo?

En la próxima edición, algunas de estas reflexiones.


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