top of page

Dardo Silva y los Viejos Tiempos (Extraído del libro Mar de las Pampas, una historia, de Juan Pablo)

Dardo, de Viejos Tiempos, es el auténtico pionero entre los comerciantes de Mar de las Pampas. De hecho, por años, mucha gente conocía el bosque por acudir a tomar el té o a cenar a lo de Dardo y Marcelo (Marcelo murió en el invierno de 1998).

En su primer año aquí atendieron el Bar India Blanca (sobre Virazón, antes de llegar al Soleado, parte del actual Rincón del Duende) y en la temporada siguiente, hacia fines de 1989, empezaron con Viejos Tiempos en su casa, levantada sobre el bellísimo lote ubicado en uno de los médanos más altos, en la calle Paiva casi Cruz del Sur, y equipada con muebles antiguos.

Marcelo había estudiado cocina y yo cocinaba pero no cosas dulces, eso vino después. Nos arreglábamos con un generador porque la luz todavía no llegaba.

Y aquí un recuerdo familiar insoslayable: acababa de pasar la Semana Santa de 1998 y nosotros recién nos mudábamos desde Palermo con nuestros tres hijos de seis, dos y un año. Nunca habíamos pasado ni un fin de semana como turistas, de modo que nuestra primera noche la pasamos ya mudados definitivamente. No conocíamos más que a Jorge Vázquez, por haber comprado el lote, y a Dardo, por haber tomado el té allí, cuando aún vivía Marcelo. Era un lunes de abril, llovía como llovió aquel abril del ‘98, es decir sin parar nunca, y se habían ido todos: familiares, amigos y turistas. Nos enfrentábamos con la realidad de la decisión que habíamos tomado. Allí estábamos, el bosque, nosotros y otras 32 familias. En eso, tras la puerta balcón y bajo la lluvia, vimos a Dardo. Estaba parado sosteniendo un plato con porciones de sus exquisitas tortas. Nos daba la bienvenida. Y todo lo que eso implica. Y aprovecho, por qué no y a pesar de haberlo hecho muchas veces (como diría mi amiga Lizzy Tochetto, agradecer nunca sobra) para volver a agradecerle a Dardo por aquel gesto.

La primera vez que vine a Mar de las Pampas fue durante unas vacaciones en Villa Gesell, era un día lluvioso, de ésos que no sabés qué hacer y decidimos, con Marcelo, investigar qué era aquello de Mar de las Pampas... hablo de mediados de los ochenta. Apenas entramos nos atajó un jeep con un hombre que nos preguntaba quiénes éramos, a qué veníamos... era Cardoso, que estaba a cargo de las tareas de mantenimiento y como acá no venía casi nadie siempre averiguaba. Después nos dio unos datos y cuando le dijimos que buscábamos un lote bien alto nos trajo hasta acá. Compramos y decidimos instalarnos de manera permanente. Durante el primer año vendimos antigüedades en Mar del Plata, del remanente del negocio que habíamos tenido en Buenos Aires. Después vino lo de India Blanca y en seguida abrimos Viejos Tiempos acá mismo. Palmeiro, el dueño de India Blanca, nos prestó los muebles para nuestra primera temporada. Me acuerdo que ya estaba en obra la hostería Mapuche (hoy Mansión del Bosque), pero ellos se demoraron y abrieron uno o dos años después que nosotros. A principios de los noventa hicimos traer la luz, que pasaba por Cruz del Sur hasta Garay. Me acuerdo que muchos vecinos no querían saber nada con la llegada de la luz, ni a sus casas ni mucho menos al alumbrado público.

También Dardo recuerda que en una época, Crsitóbal Szczesny, Daniel Aprile y Pablo Franco, que eran bomberos, proponían traer un destacamento al Uso Público de Garay (donde en la actualidad está Cotel). Muchos se opusieron porque ya estaba destinado un terreno en Mar Azul, a una cuadra de la escuela. Y los bomberos nunca vinieron a Mar de las Pampas. También rememora su paso como tesorero de la primera Sociedad de Fomento (estaban Jorge Vázquez y Chiche Cecchino, entre otros), cuando, por ejemplo, le llevaba el dinero recaudado al comisario Mantello quien, según cuenta, era implacable tanto en la prevención cuanto en la eventual e inmediata recuperación de los objetos sustraídos.

Él lo encontraba todo, recalca Dardo, que también recuerda la época en que los turistas hacían pic-nics por cualquier parte, y entonces la empresa (por Mar Azul S.A.) mandó hacer unas parrillas de material, tipo recreo, para disminuir los peligros del fuego. En aquella época el púbico que venía, venía porque no había nada, ese público ya hace rato no viene más, afirma Dardo en diciembre de 2014.

0 visualizaciones0 comentarios
bottom of page