Respirar paisajes de añoranza, semblantear una esquina, sentir que aquí vive la vida.
Doblar por la calle del viento, retomar por la avenida que hace ruido en la soledad del tiempo.
Palpar el reciente otoño acaecido en la hoja del árbol que supo ser tuyo y un poco mío.
Juntar a la nube y al sol en ese rincón en el que alumbra la sombra y se hace ver la emoción.
La verdulería del barrio escogiendo aromas, seleccionando especias, escribiendo a mano en el anotador fiado.
El pasto y el invierno tensando esa relación que cuesta, pero asoma al costado de una vereda de recuerdos.
Y un párrafo aparte para las diagonales del desencuentro, que saben cruzarse, amarse, olvidarse para que este pueblo sea la alegría de caminar un sueño.
***
Barrilete carreteando detrás del niño que suelta el hilo de los deseos.
Una pregunta autóctona incomodando especialmente a esos lugares comunes.
Brisa reciente, remolona, que apenas mueve empuja a un “puedes”.
Resto de sol en la pared queriendo ser sostén de un reflejo sin fe.
Y la magia del cielo creyendo que la realidad era un truco de lo etéreo.
Ir y venir de un pensamiento, mudándose para alquilar un momento.
El mar y el viento, o lo escurridizo de ese amor que sobrevuela el atardecer de todos los tiempos.
***
El árbol desenfundó una sonrisa otoñal. Su hoja no caía. Se había sostenido para albergar una sombra, para acompañar un dolor, para ser fotografía de un caminante cualquiera. Sabía que caer por naturaleza no significaba lo mismo que caer para entregarse y transformar. La hoja eligió el momento. Así como el desapego se pone en funcionamiento cuando se sueltan los lamentos. Ya era invierno. En la esquina donde vive la esperanza y siempre dobla el amor, el árbol convocó al espectáculo. Con la presencia del viento y la supervisión del cielo, el sol encandiló esa rama, la hoja se resquebrajó con sus rayos e igual de lento que suceden las cosas más hermosas de la vida, comenzó su aterrizaje hacia la tierra que la aguardaba. Apenas rozó el suelo, desnuda y vestida al mismo tiempo, se convirtió en esa maravilla que sólo ven, los que andan con el corazón atento.
@nacholopezescribe