- Juan Pablo Trombetta
Este año ¿llegaremos a la playa? Por Alejandro Silva
El lenguaje, siempre performativo, nos sorprende con términos que en su circulación y apropiación se van naturalizando sin reflexionar sobre si su significado tiene relación con nuestra realidad cotidiana. Los términos sustentable y accesible, han tomado un protagonismo enunciativo en disciplinas como las turísticas, que en nuestro caso y como habitantes de una aldea diseñada y proyectada con ese único fin, forma parte del decir y sentir de la comunidad que la habita.
Desde hace mucho tiempo existe un problema sin resolución que enhebra tanto lo social, comercial como institucional, fundamentalmente dado por la lógica y legítima polifonía de intereses sectoriales, que es el acceso a la playa en Mar de las Pampas a través de su médano costero.
Para intentar aproximarnos, es necesario hacer un breve revisionismo histórico para darle contexto.
En la generación del diseño de Mar de las Pampas se respetó la morfología topográfica de las dunas existentes y de ahí su caprichoso trazado de calles. Para anclar el movimiento de las dunas se implantaron especies exóticas no autóctonas, que conformaron el frondoso bosque que hoy todos valoramos y cuidamos como uno de los bienes más preciados de nuestra aldea. Como complemento necesario para proteger a la joven vegetación de las inclemencias eólicas marinas, sudestada a sudestada, se construyó con ramas y materiales degradables sobre el frente costero, un incipiente médano que con el correr de los años y con la natural fijación de vegetación sobre sus lados, se convirtió en el gran protagonista de este dilema hasta hoy irresoluble.
Para quienes gozan de buena salud y estado físico, nuestro médano les propone una prueba de fuego tanto muscular como aeróbica en su escalada y descenso, sobre todo, si nos proponemos un día de playa familiar con los consabidos pertrechos que acostumbramos acarrear. Para quienes padecen de movilidad reducida, dolencias etarias, capacidades diferenciadas, etc. es una empresa absurda que los obliga cada vez más a elegir otro destino turístico. También es necesario reconocer que parte de la comunidad acepta que el destino tenga estas características, y no ven en ello un problema a una transición turística que no le incomode este particular acceso a la playa.
Pero no solo el médano costero es protagonista por su altura y longitud para sortearlo, sino que existe desde hace muchos años el aprovechamiento privado por parte de emprendimientos turísticos de este espacio público y provincial, y no solo añadiendo césped y poniendo luces como anexos al aire libre, sino hasta se han construidos hoteles de muchas estrellas sobre el mismo. También existen los nostálgicos que otrora vendían hospedajes con vista al mar, y hoy argumentan ver sus tasas de ganancias decrecidas, porque el médano superó la altura de las cabezas apoyadas en las almohadas. Otros con menos escrúpulos y nula conciencia ambiental, contratan maquinarias con autorizaciones por demás dudosas, para que limpien sus frentes y aprovechan para allanar su acceso directo al mar, vendiendo su arena y cerrando así una lucrativa operación en la que intervienen tanto lo público como lo privado.
Desde hace ya demasiado tiempo, la comunidad a través de las entidades sociales comprometidas territorialmente, viene tratando de resolver en un sano equilibrio los intereses en juego. Hace unos días, y a raíz del nombramiento del nuevo director de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, se generó un compromiso de estudiar técnicamente una posible solución integral con la participación activa y en terreno de las asociaciones involucradas. Hasta el momento de escribir esta nota, se emitió un comunicado oficial inconsulto y parcial sobre un solo acceso a playa en calle Acacias, no contemplando siquiera el de Virazón, propuesto por los funcionarios como el principal acceso para ambulancias y bomberos desde la playa. Este recorte selectivo de locación no sabemos a cuáles intereses terminan respondiendo.
Nos abruma la capacidad de marketing de instalar significantes que luego no mantienen relación con lo real, dejemos de promocionarnos como una aldea turística accesible y sustentable y arribemos a una solución definitiva, consensuada y legitimada, para que el turismo recurrente y el potencial nos siga prefiriendo, no solo por las inversiones y cuidados que cada año ponemos en valor con mucho esfuerzo y dedicación, sino para que en hechos concretos mostremos que la comunidad de Mar de las Pampas siempre priorizo los intereses inclusivos de las mayorías.