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  • Juan Pablo Trombetta

Fincipios del año astrológico e ingreso de Saturno en PISCIS. Por Mora Novillo

Nos acercamos al final de la rueda zodiacal. La disolución es Pisciana. La línea del tiempo se espirala nunca se corta, abre una ronda más. La disolución mezcla lo uno con lo otro, el borde no es preciso, pero se puede sentir.

La energía pisciana no es precisa pero se puede sentir, activa nuestra percepción sutil, nuestra sensibilidad más blanda.

La parte pisciana del año integra todo lo acontecido hasta el momento, la única manera de absorberlo todo, sin diferenciar las partes, sin elegir lo preferible, es mezclando.

En Piscis todo se mezcla, se funde y se confunde. Todo es lo mismo, nada vale más que otra cosa, es igual para el corazón y todo cabe de esta manera.

Así fantasía, imaginación, sueños y percepciones circulan con la misma fluidez que razonamientos, verdades y experiencias.

Una lectura minuciosa desde lo más sutil necesita de sus sensibilidad, un cuerpo para leer más allá del primer impacto de la realidad necesita de su blandura. Mientras nuestros receptores se encuentren sobre estimulados, estresados y saturados de información, será muy poco lo que encuentren. El ruido endurece y congela la capacidad sensible, reduce ampliamente nuestra receptividad, el peligro cierra nuestro cuerpo, restringe el espacio disponible para la recepción de lo que sucede, detiene la circulación y el metabolismo emocional.

Piscis es el caos y representa lo más lejano y desafiante para nuestra mente consciente, comprender piscis es asimilar lo más complejo, permanecer frente a lo desconocido.

Para eso necesitamos recuperar la capacidad de absorción, y defender el tiempo que las emociones precisen para metabolizar su sentimiento.

Este año después de varios Saturno cambia de signo, y entra en Piscis hasta 2025…

El 8 de Marzo cuando el planeta que rige las estructuras, la autoridad, los bordes, la madurez y los límites se encuentre con el signo del desborde, lo universal y abstracto. Se abre un período de investigación y entrenamiento. Será necesario el discernimiento para actuar con fluidez y soltura sin perder la coherencia y cultivar la presencia para no desorientarse ni deshacerse en la entrega.

Necesitamos invocar la ternura y practicar la vulnerabilidad. Acercarnos a formas más fluidas de nosotros mismos sin que esto signifique perdernos. Abrirnos a una experiencia mayor y amplia sabiendo regular hasta dónde llega nuestra intención y nuestras capacidades. Flexibilizarse sin pasarse, sin vencer la propia estructura, reblandecer nuestros bordes sin olvidarnos de ellos.

Piscis es frente a todo diversidad, múltiples reflejos como ondulaciones en el agua, no existe una manera que funcione. El agua toma la forma del recipiente que la contiene, no hay una forma que conserve por completo la esencia de nada. El agua debe siempre circular, receptiva respecto del surco y la manera con que la tierra marca y acompaña su tránsito individual, activa respecto a todas las formas de vida, partículas y objetos que vehiculiza con su movimiento y energía.

Madurar el pulso submarino, profundo, simbiótico y misterioso de piscis es asumir la extensión infinita de las posibilidades, la plasticidad de los límites pero también la dependencia de ellos. Amplificar nuestra percepción no es ver más allá de la realidad sino cada vez mejor, a través de ella. Solo reconociendo las cosas tal cual son, dejando decantar todo lo que el movimiento remueve, el agua se vuelve cristalina.

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