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  • Juan Pablo Trombetta

Médanos: mucho más que un hermoso lugar. Por Diego Martín Battista

Cuántas veces hemos disfrutado del médano y lo hemos admirado por su belleza exótica, por alejarnos de esos paisajes de ciudad, por hacernos sentir en un ámbito natural e, inclusive, por ayudar a repararnos del viento de la costa y la orilla. Nada de todo eso que menciono es mentira, al contrario, pero, por suerte para nosotros, el médano es mucho más que ese algo estético y hermoso, es una geoforma que, generalmente en silencio, nos brinda montones de beneficios ambientales que luego impactan en nuestros beneficios estructurales, urbanísticos y sociales.

Mar de las Pampas es una de las pocas localidades costeras bonaerenses que continúa fervientemente manteniendo y defendiendo al médano y su conservación, como así también Mar Azul, Las Gaviotas y Colonia Marina, con un poco más de intervenciones, y además Villa Gesell, donde desde hace más de una década se empezó con la reconstrucción de parte del médano a través del cierre de la Avenida Costanera y la instalación de enquinchados que permitieron nuevamente la acumulación de arena en el sector de médanos como en las playas en sí, entre otras tareas y acciones.

Antes de seguir, no quiero dejar de remarcar lo siguiente: está claro que el término “duna” sería el indicado o técnico para hablar de esta geoforma, pero llamaré “médano” específicamente a esa duna que está ubicada entre la línea de costa y el interior de las localidades. Creo que dicha duna tiene un funcionamiento y una particularidad que merece otro nombre más coloquial. De esta forma espero ningún otro especialista se enoje con mis dichos.

Ahora sí, sigamos. Volviendo a focalizar en lo que me interesa destacar: el médano cumple importantísimas funciones ecosistémicas que vale la pena mencionar y dar a conocer.

En primer lugar, el médano es protector y reservorio de la arena que se encuentra en la playa, es decir, entre el médano y la orilla o línea de costa. No es casualidad que en aquellos lugares donde existe y está más conservado el médano, las playas son más amplias.

En segundo lugar, el médano impide (aunque no es su totalidad) y protege que la arena de la playa sea desplazada “tierra adentro”. De otro modo, la arena de la costa y orilla, no sólo se vería desplazada por la corriente y el mar, sino que también se “volaría” y movería hacia el interior de las ciudades balnearias, generando un faltante de arena en el sector de playas, y un exceso en las ciudades.

Algo parecido a esto ocurre en Claromecó, donde los habitantes perciben mucha más arena en la ciudad que décadas atrás.

Y en tercer lugar, aunque no por eso menos importante, sino que, al contrario, para mí es el beneficio más destacable: el médano actúa como barrera entre el agua salada marina y el agua dulce de las napas subterráneas y el agua de lluvia.

La permanencia del médano impide que el agua marina ingrese tierra adentro, brindando protección para que las napas subterráneas de agua dulce no sufran intrusiones de agua salada. ¿Y por qué digo que esto es lo más importante? Porque la mayoría del Partido de Villa Gesell (y de los partidos cercanos y lejanos de la costa bonaerense) utiliza esas napas para la obtención de agua dulce, sea para el consumo humano o para los quehaceres hogareños, urbanos y cotidianos.

Es por ello que la utilización de esa agua potable (o posible de potabilizar en términos y modos habituales – dejaremos la temática de las nuevas formas de potabilizar/desalinizar agua salada para otra nota) es fundamental para el normal funcionamiento de las localidades, ya que, si no fuera así, y las napas estuviesen intrusadas con agua salada, las opciones y posibilidades de extraer y utilizar esa agua serían más complejas. Lo que, a su vez, implicaría una gestión y un gasto económico mucho mayor y difícil, teniendo que depender posiblemente de otros partidos o territorios administrativos ajenos a Villa Gesell, un traslado de agua potable, un reservorio natural, y otras tantas cosas que encarecerían y preocuparían al territorio.

Y terminando, quiero destacar el porqué de cuidar y conservar nuestros médanos, ya que no es un capricho ambiental ni un metiche turístico, sino que es un potenciador de esas extensas y amplias playas, un generador de paisajes hermosos y un protector de un recurso valiosísimo como lo es el agua dulce. A la par que ese recurso turístico genera un recurso económico y productivo sustentable como lo son las playas y a la vez ese atractivo estético.

Es cierto que no serviría de mucho si sólo una o dos localidades cuidaran su médano, ya que el arrastre de arena de las playas y las corrientes de deriva actuarían igual desplazando y afectando tanto a las localidades que sí lo hiciesen como a las que no. Como así también es difícil pensar que no existiese ninguna intervención sobre ellos, hoy en día muchas actividades turísticas y productivas allí ocurren y debemos aceptarlas también, aunque deberíamos intentar regularlas mejor y con ciertos cuidados que permitan la conservación. Debe ser un trabajo conjunto de la mayoría teniendo en cuenta todo lo plasmado.

¡Cuidemos el médano: es hermoso y nos ayuda a vivir mejor!

Licenciado en Geografía UBA


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