Acá después de unos meses nos encontramos escribiendo en este espacio para el Chasqui de Mar de las Pampas. Siempre intentando repensar, preguntarnos y poner algunos conceptos a dialogar.
Podemos decir que la actividad turística es un reflejo de la sociedad en la que se desarrolla, y por lo tanto no puede quedar al margen de las transformaciones que sufre la misma. En tal sentido no podemos pensar a estas localidades como impolutas a los cambios y transformaciones que el desarrollo y el crecimiento urbano acarrea. Las necesidades y tendencias de los turistas se modifican. Los requerimientos de los residentes también. La disponibilidad de plazas se amplía, la diversidad de alojamientos varía tanto en su estilo constructivo y diseño arquitectónico como así en los servicios que brindan y las modalidades que ofrecen. En este sentido creo sería necesario poner en agenda de organismos y autoridades competentes distintas acciones como medición de carga del destino, nuevas propuestas que complementen lo existente y diversifiquen las oportunidades de negocios etc, para poder así proyectar con sostenibilidad estas tendencias y transformaciones con la mirada no solo puesta en los visitantes sino también en la población local así como en el impacto en el ambiente.
Pensar en la complementariedad de destinos de sol y playa al turismo cultural generando un abanico de oportunidades podría ser una de las opciones.
Si hablamos de turismo cultural, paisajes culturales o identidad cultural ligados a la actividad turística que son algunos conceptos que nombramos en esta nota las opiniones al respecto han variado y lo siguen haciendo.
Si tomamos a organismos como el ICOMOS o referentes con palabra autorizada en el tema, la actividad turística podría ser una amenaza para un sitio cultural, un determinado poblado, una ciudad que recibe gran cantidad de turistas en cuanto al deterioro o impactos negativos en lo ambiental, cultural, social etc . Por otro lado, estos lineamientos han puesto a consideración la idea de que el interés de visitantes y turistas por distintos espacios, lugares patrimoniales olvidados o paisajes singulares puede lograr que surjan los aportes económicos, que colaborando con profesionales, ONG’ y comunidades locales pongan en valor y creen políticas públicas de resguardo.
Ahora bien las localidades de Mar de las Pampas, Las Gaviotas y Mar Azul así como el resto de esta franja costera conforman paisajes construidos con historia reciente: conjugan alguna vegetación nativa, una gran cantidad de vegetación introducida, fauna silvestre y un desarrollo urbano que a fuerza de la fijación de las dunas conforman hoy algunos de los destinos más codiciados por desarrolladores inmobiliarios, emprendedores, turistas y personas que los eligen para vivir.
En este sentido y no siendo lugares de valor patrimonial de escala internacional, sí poseen características que los hacen únicos. Que van desde una traza urbana particular, una población local con características únicas, un espacio de naturaleza que conjuga playas y bosques, así como una arquitectura característica acompañada con espacios de servicios con amenities que son las nuevas tendencias. Estas cualidades conforman un paisaje singular y de un frágil equilibrio.
En resumen, podemos decir que los desafíos ligados a la actividad turística y la identidad cultural surgen entre las necesidades de la población y los requerimientos de visitantes, muchas veces en veredas opuestas. Éstas problemáticas, además de la falta de inversiones para un crecimiento sostenible, son algunas de las cuestiones que claramente necesitan atención permanente e inmediata.